Desarrollar un proyecto es una tarea que requiere interpretar las necesidades, gustos y deseos de los clientes y ponerlos en papel, darles forma, depurar e incorporarle medidas, espacialidad y cuestiones técnicas varias; ahora bien, hacer una casa para alguno de nosotros, mejor dicho, colaborar en el desarrollo de una casa para Lucia fue “estar de los dos lados del mostrador”, como diría mi madre.

Lucia emigró desde Mar del Plata y comenzó a trabajar en la oficina hace ya doce años.
Cuando uno tiene un cliente, como ya mencioné, se trabaja y concilia con el gusto, necesidad y memoria aprendida del otro, en este caso teníamos vía libre y lejos de facilitarnos la cuestión, fue todo un reto.

Lucia trabajó mucho, versionó y re versionó su casa.

Nos tuvo a Juan y a mí de interlocutores, no sé si validos pero sí haciendo las veces de clientes, asesores o abogados del diablo. Jugamos roles para poder salirnos de ese lugar difícil; como los médicos no atienden a familiares o los abogados no tomar casos donde jueguen sus intereses, supongo que algo así, sumado a una cuestión que tiene la arquitectura por demás subjetiva y maravillosa porque permite resolver de diversas y creativas maneras, pero que nos interpela.
La casa de Lucia y Luis tiene detalles, materiales con los que pudimos experimentar y varios gustos que se dio y nos permitió darnos en el estudio; también tiene encuentros y discusiones y asados exquisitos y muchas risas, y Nacha y Manu que rompen los esquemas y corridas de sus papas que trabajan de maneras independiente y una mamá arquitecta que creó un hogar para ellos.
Así como nos costó el proceso de proyecto, así me costó contar esta historia, las veces que colapsamos, las ocasiones en que dimos por terminadas tareas de manera imperfecta asumiendo que dependemos de otros para que lo que diseñamos se materialicen, la infinidad de anécdotas y planificaciones y cambios sobre la marcha.

Hablar de uno resulta más difícil que contar historias de otros, esta casa resume el amor, el anhelo, el ahínco, la necesidad de valorizar nuestro hacer y el empuje diario para que las cosas sucedan, creo que es por eso que se nos hace difícil una síntesis porque es el resumen de nuestra labor y lo que nos identifica.

Las imágenes hacen más honor que las palabras.