Paulina y Ezequiel

Casa Roble tenía destino de prototipo Procrear.

Cuando conocí a Paulina y Ezequiel lo primero que me pregunté es por qué dos seres tan excepcionales debían estar condenados a vivir en la misma casa que Mercedes, Pedro, Carla, Sergio o simplemente, María y Juan, por poner cualquier nombre, tan general como el prototipo, ¿por el simple hecho de cumplir con una cantidad de metros y alguna cuestión constructiva?

Muchos pensamos lo mismo, medimos lo mismo, tenemos ojos marrones y en nada nos parecemos…

Pero volvamos a lo importante que son nuestros clientes que son quienes hacen las casas personales y únicas.

Paulina tiene una sonrisa que ilumina y de ella, no sé en qué orden, viene una calidez que mantuvo en todo el proceso de trabajo.

Ezequiel es un tipo creativo, un sibarita dirían los españoles, no por sus gustos caros exactamente pero si por cuestiones de culto.

Su familia es como casi todas en estos tiempos, algo ensamblada y con mucho amor fluyendo.
De prototipo no encontré aún un antónimo pero sí sé que logramos una casa solo para ellos, lejos del “prototipo”; Paulina, Ezequiel y nosotros proyectamos Casa Roble.

El nombre como supondrán hace honor a un roble bellísimo que había en el terreno, junto con limoneros, naranjos… otros tipos de árboles, una quinta y gallinas, a quienes la mamá de Paulina cuidaba sin preferencias. Roble era el nombre más poético entre tanta naturaleza y además el roble, es hoy protagonista de la casa, un hueco en el techo de la galería bastó para incluirlo en el proyecto y honrar su presencia.

El sol ingresa a cada espacio llenándose de calidez, tal como sabe hacer de manera natural su dueña, la de la sonrisa que ilumina. La luz pone en valor cada objeto estrictamente seleccionado por su dueño, ubicado sin un ápice de casualidad; piezas de culto como dije, mobiliario diseñado por él y construido con sus manos y que se conjugan dando un carácter único a la casa.

También pueden encontrarse elementos que hablan de la virtud de ser buenos anfitriones.
Alguna vez les pregunté cómo se sentían viviendo allí y entre lo que me expresaron, hubo una frase que quedó en mi cabeza: -Antonio anda en bici por toda la casa-.

En sus redes puedo ver con asiduidad encuentro con familiares, de amigos y demás yerbas con la casa como marco, acompañando y brindándole tal cual sus habitantes: A la celebración.

__________________________________________________________

''Nuestra Casa Roble

Cuando comenzamos con Paulina el proyecto de nuestra casa, nos encontramos con algunas dificultades. La primera fue estar atados a una cantidad determinada de metros cuadrados, los que definía el crédito Procrear. Sin embargo, cuando hablamos con Corina y Juan, los arquitectos que llevaron adelante el proyecto, nos tranquilizaron de inmediato. Nos propusieron un plan: construir una casa de 60 metros para cumplir con los requisitos del banco y, una vez avanzado ese proceso, ampliarla hasta convertirla en nuestro verdadero hogar.

Soñábamos con una casa amplia, pensada para cinco personas de distintas edades, pero que no perdiera la calidez de un hogar. Un espacio grande, pero sin distancias emocionales. Iluminado, con grandes ventanales que permitieran la entrada del sol, pero también con rincones de intimidad. Con una distribución que diera lugar a distintas actividades en simultáneo, sin que una interrumpiera a la otra. Y, sobre todo, con espacios generosos donde pudiéramos compartir grandes convites y reuniones. Somos muchos, entre familia y amigos, y queríamos que la casa fuera un lugar de encuentro, donde todos pudiéramos estar cómodos y disfrutar juntos.

Y, por supuesto, con el Roble. Un árbol legendario que estaba en el terreno antes que nosotros y que no queríamos perder. Con total destreza, Corina y Juan lo incorporaron al diseño como si fuera un miembro más de la familia. Hoy, el viejo Roble protege la casa con su presencia ancestral, emergiendo a través de un hueco en el techo de la galería. Más que un detalle arquitectónico, es un símbolo: aporta estilo, historia y, por sobre todas las cosas, calor de hogar.

Cada mañana, cuando me levanto a tomar mate y miro el jardín, recuerdo una frase que nos dijo Juan ante cada pregunta y propuesta que le hacíamos:
'Todo depende de cómo quieran vivir. Lo importante es que se imaginen cómo quieren vivir, porque esto es para siempre.'

Todavía nos faltan cosas, porque una casa nunca se termina del todo. Pero esta es la casa que imaginamos y que, día a día, estamos construyendo como nuestro hogar.''

Texto de Ezequiel, dueño de Casa Roble.