En noviembre nos convocaron Eugenia y Hernán.

Un proyecto que nos permitía llegar a Uruguay.

Todo parecía soñado, salvo por el tiempo en el que teníamos que presentar una propuesta y porqué a distancia el ejercicio de la profesión nos obligaba a otra dinámica.

El desafío era convertir un local en el que había habido una panadería, con todo el lenguaje de un espacio diseñado para tal actividad, en una inmobiliaria con una impronta muy definida, en un sitio ………

En Maldonado quedó uno más de nuestros trabajos, la enseñanza del trabajo en equipo y la demostración de que lo importante que requiere nuestra labor es la capacidad de cambio más allá del proyecto y la planificación inicial.

Nada hubiera sido posible sin el rol vital que cumplieron nuestros clientes, cada vez que se dejan asesorar y gestionan y se permiten el cambio entendiendo que el proyecto no es más que una hoja de ruta.